Los inicios artísticos de Joan Brull, bastante tradicionales, quedan patentes en sus primeras obras. Son obras realistas, de temática cotidiana, intimistas y entrañables, de colores terrosos, de las que progresivamente va alejándose después de su primer viaje a París en 1886. En Francia Joan Brull contacta con la nueva actitud simbolista a través de Raphaël Collin, su profesor en la Academia Colarossi, actitud que ya no abandonará y que le llevará a la realización de bellísimas obras pictóricas y a la calificación de "ser uno de los raros artistas españoles para el cual la expresión poética es un don natural" (A.G.Temple. Modern Spanish Painting, 1908).
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El Simbolismo nace en una Europa en expansión y progreso, con avances tecnológicos que hacen cambiar la forma de ver el mundo y es la reacción al positivismo y al pasado. Artísticamente, los simbolistas buscan una realidad distinta de la apariencia, un lenguaje mágico entre imagen e idea y una forma de plasmar sentimientos y emociones a través de las formas. Hay un auténtico deseo de redescubrir una pintura bella que haga soñar, donde mito y leyenda, poesía y nostalgia juegan un importante papel. Una nueva forma de pensar, muy influenciada por la obra de Charles Baudelaire, que preserva los sentimientos producidos por el arte.
Este catálogo es un completo estudio de un gran artista, y un medio para ver a un nuevo Brull.