Joan Brull y Vinyoles (1863-1912)

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Joan Brull, crítico de arte

Raimon Casellas, crítico de arte

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Lluís Graner. Retrato de Raimon Casellas, 1894, óleo sobre tela, 185 x 90 cm. Web del Museu Nacional d’Art de Catalunya www.museunacional.cat

Quan l'Urgell va ferme saber que jo havia sigut nombrat director artistich de JOVENTUT, vaig tremolar. ¿Qué diré, pobre de mi? ¿Com escriuré? Pero poch á poch, de mica en mica, vaig anarme calmant. Vaig pensar qu'altres han sortit de tan poca cosa com jo mateix. Recordemnos, si no, d'en Canonge, que dels seus principis de llimpiarbotas s'enlayrá fins à fer jochs de mans; y del insigne Casellas, que de desconegut tintorer també ha arribat à ser el terror dels dèbils, insultant à tothom de tort y de través, tirant reputacions per terra, parlant ab molta pompositat, ab llenguatje ampulós, pesat y tan difícil de compendre que jo estich qu'ell mateix no l'entén, y amigo, això l'ha anat inflant, inflant de vanitat y orgull, tant, que arribarà què'l perdrem de vista, acabant per ser regidor, ó académich, ó professor d'estètica de l'Acadèmia de Bellas-Arts, vulgo «miloca», y, desgraciadamente pel Catalanisme, «miloca catalanista».

[Cuando Urgell me hizo saber que yo había sido nombrado director Artístico de JOVENTUT, temblé. ¿Qué voy a decir, pobre de mí? ¿Cómo escribiré? Pero poco a poco, poco a poco, fui calmándome. Pensé que otros han salido de tan poca cosa como yo mismo. Acordémonos, de Canonge, que de sus principios de limpiar botas escaló hasta hacer juegos de manos; y del insigne Casellas, que de desconocido tintorero también ha llegado a ser el terror de los débiles, insultando a todos a diestro y siniestro, tirando reputaciones por tierra, hablando con mucha pomposidad, con lenguaje ampuloso, pesado y tan difícil de comprender que yo creo que ni él mismo lo entiende, y amigo, esto lo ha ido inflando, inflando de vanidad y orgullo, tanto, que llegará que lo perdamos de vista, terminando por ser regidor, o académico o profesor de estética de la Academia de Bellas Artes, vulgo «miloca», y, desgraciadamente para el Catalanismo, «miloca catalanista».]

Joan Brull. «Notas d’art». Joventut, 20-12-1900, núm. 45, p. 708.